miércoles, 14 de enero de 2009

HISTORIA

Aunque son varios los yacimientos arqueológicos argáricos e íberos que salpican la zona (principalmente en el Puerto del Garruchal), los orígenes históricos de Beniaján como núcleo consolidado se remontan a la época romana, cuando fue fundada una primera población al pie de la serranía bajo la denominación de Vila-Nova.

Siglos más tarde los árabes levantarían sobre ella Benihazram o Aben Hazarani, núcleo musulmán reconquistado por las tropas cristianas en el siglo XIII y del que ha evolucionado finalmente el Beniaján de nuestros días.

En el año 1474 se firma el acta fundacional del Heredamiento de Beniaján, bajo cuyas ordenanzas se ha venido regulando hasta hoy la distribución de las aguas de la Acequia de Beniaján, una de las más importantes del sistema general de riego en la
Huerta de Murcia.

Este canal, de reminiscencias árabes y vital en el desarrollo agrario de la Cordillera Sur, parte de la Acequia Mayor de Alquibla para morir en los azarbes de Beniel, después de recorrer un trazado de casi 20 kilómetros.

El pueblo de Beniaján se encontraba originariamente junto a la confluencia de los ríos
Guadalentín y Segura, un enclave frecuentemente asolado por las crecidas de ambos cauces; ello motivó que, desde la Reconquista hasta bien entrado el siglo XVI, se produjera un lento y paulatino traslado del nucleo urbano hasta el emplazamiento que hoy ocupa, algo más elevado.

Es precisamente en esta época cuando se enraiza en el lugar una profunda y creciente devoción por la Virgen del Carmen, la que hoy es patrona de la localidad.

El siglo XVII supuso ya un periodo de gran riqueza y despegue económico, pues todas las tierras de la
Cordillera Sur quedaron bajo la jurisdicción de la villa, consolidándose ya como pujante núcleo de la Vega.

A la explotación agrícola de sus tierras se unió la afamada industria sedera, así como la implantación de molinos y pequeñas fábricas de yeso, madera e incluso licores.

El templo arciprestal de San Juan Bautista, erigido entonces, supone una clara muestra de dicho esplendor.

Durante la época del
Trienio Liberal, solicitó ser municipio propio y le fue concedido en 1814. Sin embargo, volvió a pertenecer al municipio de Murcia en 1856.

En estos años nace el llamado Cantonalismo: Antonio Gálvez Arce, máximo representante de este revolucionario movimiento político en Levante, es una figura clave en la historia local del último tercio del siglo XIX, ya que su vida transcurriría en esta zona, gran parte de sus seguidores eran beniajanenses y acabó convirtiendo a Beniaján en uno de los bastiones de defensa del murcianismo a nivel nacional.

Con el siglo XX, llega a Beniaján el ferrocarril y con él un desarrollo económico sin precedentes en toda la Región. Aparecen nuevas industrias, especialmente las dedicadas a los derivados de la
agricultura, y surge el fenómeno de la exportación hortofrutícola a niveles internacionales. Sólo la Guerra Civil Española supuso un punto de inflexión en esta pujanza que llega hasta nuestros días, donde una enriquecedora trayectoria comercial y cultural avanza en paralelo al desarrollo industrial y social del Beniaján de hoy.

Sin embargo el crecimiento urbano está llegando a cotas consideradas por los grupos ecologistas como insostenible, y la tradicional huerta de Beniaján se encuentra prácticamente desaparecida. La industria ha tenido que salir de la localidad por la presión urbanística, ya que Beniaján se ha convertido en zona con un destacado atractivo residencial dentro de la
comarca.

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